Impacto de las plataformas en la vida cotidiana.

Desde el desarrollo de las primeras TIC las formas de socialización y reproducción se han visto trastocadas por los sucesivos desarrollos en mayor o menor medida. Con la irrupción de la pandemia y el consiguiente aislamiento, las plataformas han penetrado en todos los hábitos cotianos de la vida.

Por Nicolas Otero, Álvaro Rosal Echartea y María Gabriela Simes.

En el siguiente artículo nos proponemos hacer un recorrido histórico por los momentos relevantes en el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, desde su origen en los proyectos del Departamento de Defensa de EEUU hasta el desarrollo de plataformas. Internet ha ido reconfigurando los aspectos cotidianos de nuestras vidas con sus correspondientes innovaciones, sin embargo, el contexto pandémico y las disposiciones de confinamiento como medida sanitaria preventiva permitieron que los espacios y tiempos se reconfiguraran con el uso de las TIC. La incorporación de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana durante el aislamiento social ha reformulado la manera en la cual trabajamos, estudiamos y socializamos con el resto de la sociedad.


I. A modo de introducción

Cuando Robert Zameckis[1] decidió que Marty McFly y el Dr. Brown viajaran en el tiempo desde 1985 hasta 2015, imaginó un futuro con autos voladores, ropa inteligente y pantallas gigantes con la posibilidad de ver varios canales en simultáneo. Sin embargo, no supo imaginar la relevancia que tendría algo que hoy naturalizamos y consideramos esencial: internet. Ni en 2015 ni en 2021 pudimos experimentar la sensación de manejar un auto volador, pero si nuestros viajeros en el tiempo favoritos llegaran a nuestra actualidad posiblemente se sorprenderían al ver cómo la internet es parte de nuestra vida cotidiana (o nuestra vida cotidiana es parte de internet).

Con esta referencia a la emblemática película de ciencia ficción “Volver al futuro”, queremos destacar algunas características particulares del fenómeno de digitalización: en primera instancia la velocidad con la cual las tecnologías de la información y comunicación se han desarrollado y las hemos incorporado a nuestra vida cotidiana; en segundo lugar, el valor que han adquirido los datos como materia prima  en el proceso fundamental de la digitalización y, por último, la reconfiguración de mercado que produjo la acumulación y procesamiento de datos que llevó al surgimiento y consagración de las denominadas Big Tech (en referencia a las grandes empresas tecnológicas). Estas empresas lograron un crecimiento económico veloz capturando mercado con niveles de posición dominante cuasi monopólicos, consecuencia de la economía de red característica del capitalismo de plataformas (Srnicek; 2018).

Este escenario nos lleva a realizarnos algunas preguntas que estructurarán y guiarán nuestro análisis: ¿qué efectos tuvieron las plataformas en las prácticas sociales y la vida cotidiana durante el período de aislamiento social?; ¿qué impacto tuvo la pandemia en el crecimiento económico de las plataformas?. Entendemos que es relevante focalizar nuestro análisis temporalmente en la pandemia provocada por la aparición de la COVID-19, ya que consideramos que marcó un punto de inflexión en el proceso de digitalización. La crisis sanitaria llevó a los gobiernos a adoptar medidas de aislamiento social que aceleraron la virtualización de gran parte de nuestras prácticas sociales cotidianas, favoreciendo un crecimiento extraordinario para las empresas tecnológicas.

Para abordar la problemática propuesta iniciaremos nuestro recorrido con un repaso breve de la evolución de internet: desde su surgimiento como herramienta de acceso a la información desarrollada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, pasando por la ebullición de la World Wide Web[2] como herramienta masiva de acceso a información abierta y plural, y su posterior evolución a la denominada web 2.0[3] hasta la actualidad, etapa que llamaremos plataformización[4]. En este primer nivel de análisis de nuestro trabajo, el foco estará puesto en comprender la relación que se da en cada una de estas etapas entre la sociedad y este nuevo medio de comunicación que surge y evoluciona a gran velocidad y cómo se produce la virtualización de muchas de nuestras prácticas sociales. Adicionalmente, haremos referencia al discurso democratizador que acompaña el desarrollo de internet y se sostiene en el tiempo pese a los cambios que va experimentando la red, tanto en su relación con los usuarios como en el desarrollo económico del mercado.

La segunda parte de nuestro trabajo se centrará en el análisis de la experiencia digital que se desarrolló como consecuencia de la pandemia y el posterior aislamiento social. Aquí profundizaremos sobre los cambios que produjo la plataformización de la vida cotidiana, inherentes al proceso de digitalización que se venían desarrollando, pero que su aceleración nos insertó de lleno, de la noche a la mañana, en una nueva fase del capitalismo. Aquí la plusvalía pareciera ya no estar en el trabajo no remunerado sino en el dato, cuya acumulación y posterior procesamiento se han convertido en el principal activo de un mundo plataformizado. Tiempo, materialidad, territorio, conceptos que erigían nuestro mundo se ponen en crisis en un entorno digital, en el que unas pocas empresas imponen las reglas de juego.

Por último, dedicaremos el cierre del trabajo a elaborar algunas conclusiones o reflexiones finales sobre lo analizado, dejando abierta la puerta al debate sobre los impactos que está generando este proceso en el mundo y la multiplicidad de temas que surgen alrededor de la misma.

II. Primera Parte

El Mundo Empieza a Conectarse. Breve Repaso de la Evolución de Internet.

Primero se conectaron ciudades, luego hogares, después personas y ahora estamos viviendo la época en que se conectan las cosas”. Con esta frase suele comenzar la visita guiada de la muestra “Conectados[5]” que ofrece la Fundación Telefónica (2021) en Argentina. La frase hace referencia a la evolución de las telecomunicaciones, aunque bien podríamos adaptarla a las etapas de desarrollo de internet de modo muy sintético: primero se conectaron universidades mediante un proyecto estratégico del departamento de Defensa estadounidense para transmitir información, luego se desarrolló una red mundial abierta para acceder a pluralidad de contenidos, más tarde se dio lugar a la posibilidad que el usuario no sólo consumiera información sino también fuera capaz de producirla, y hoy vivimos una etapa en la que la extracción, procesamiento e indexación de datos estructuran y condicionan nuestras vidas. 

Desde aquel no tan lejano 1969 en el que el proyecto ARPANet se constituyó como hito fundacional de lo que hoy conocemos como internet, la evolución y transformación de la red de redes ha sido frenética. En poco más de cincuenta años este nuevo medio o forma de comunicación ha mutado de forma tal que, pese al escaso tiempo de desarrollo, poco tienen que ver sus características actuales respecto de sus orígenes. Desde la aparición de la web 1.0, hubo un mito fundacional que acompañó la masificación de internet y que funcionó como garante del próximo paso que daría la red con la posibilidad que el usuario fuera cocreador de la red (web 2.0). En el devenir de la plataformización dichos valores parecen haber quedado relegados a las reglas de un mercado que encontró en la manipulación de datos su core de negocio:

 “Desde los 90, cuando internet comenzó a expandirse masivamente en EEUU y luego por el mundo, lo acompañaron las metáforas del progreso…Nos dijeron que internet nos daría más libertad, pero estamos cada vez más controlados. La red promete convertirnos a todos en emprendedores exitosos, pero hay ocho personas en el mundo que tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad de la humanidad. Todavía hay un 57% del mundo sin conexión[6]. ¿No será que la tecnología no nos lleva irremediablemente al progreso?” (Zuazo,2018)  .

Para hacer una historización breve y general de internet podemos distinguir cuatro etapas: 1) el surgimiento de la red; 2) la popularización de la conectividad con la web 1.0; 3) la interacción masiva de la mano de la web 2.0 y; 4) la mercantilización a través de la plataformización de la red.

Como ya mencionamos, se considera que el hito fundacional de internet corresponde al proyecto ARPANet, desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en 1969. Entre este hecho y la implementación de la World Wide Web pasaron aproximadamente veinte años en los que paulatinamente las redes interconectadas fueron creciendo, lo que llevó a que muchos piensen la manera de ordenar la información que circulaba en la red para mejorar y facilitar su acceso. Así fue como en la década del 90 nace la W W W (World Wide Web) de la mano de Tim Bemers-Lee[7] bajo el paradigma de democratización del contenido. En el plano económico, esta época estuvo marcada por el surgimiento y crecimiento de empresas de infraestructura, las denominadas Internet Service Provider (ISP), encargadas de brindar acceso a internet a los hogares. Sin embargo, en cuanto al contenido que circulaba en la red, las empresas de software buscaron consolidar modelos de negocio que se adaptaran al nuevo entorno y así se produce el boom de las punto-com[8], consecuencia de la inyección de capitales de riesgo en empresas de internet que termina generando una burbuja financiera que explota en los primeros años del nuevo milenio. En resumen, esta etapa de la evolución de internet se caracterizó por el intento de democratizar y pluralizar contenidos con un modelo comunicacional similar al de los medios de comunicación tradicionales, puesto que hay una unidireccionalidad del mensaje de uno hacia muchos[9] y la búsqueda de un modelo de negocios rentable que posibilitara explotar económicamente el crecimiento que internet experimentaba globalmente.

El modelo de la web 1.0 tomó otro matiz en la primera década del Siglo XXI con lo que se denominó la web 2.0. En esta nueva etapa se produjo un quiebre que consideramos fue fundamental en el desarrollo de la web tanto en el plano comunicacional como en el económico. Por un lado, esta etapa se caracterizó por un cambio de paradigma comunicacional: el usuario deja de ser mero receptor, ahora tiene también la posibilidad de generar contenido para compartir masivamente. Aparece el rol del prosumidor, el usuario consume y produce simultáneamente. Se habilitó la interacción masiva, lo que Castells (2009) define como “autocomunicación de masas”

con la difusión de Internet, ha surgido una nueva forma de comunicación interactiva caracterizada por la capacidad para enviar mensajes de muchos a muchos, ¡en tiempo real! o en un momento concreto, y con la posibilidad de usar la comunicación punto-a-punto, estando el alcance de su difusión en función de las características de la práctica comunicativa perseguida. A esta nueva forma histórica de comunicación la llamo autocomunicación de masas”.

El desarrollo de nuevas tecnologías de procesamiento de datos que permiten sistematizar y gestionar grandes volúmenes de datos abrió la posibilidad de generar nuevos modelos de negocio en base a la personalización y segmentación de audiencias. El algoritmo, en tanto centro neurálgico de todo desarrollo de software, adquirió una relevancia superlativa en este proceso. Esto da lugar a lo que llamamos plataformización, una etapa caracterizada por la proliferación de plataformas enfocadas en la digitalización de procesos productivos y actividades de la vida cotidiana mediante el uso de tecnologías tales como el Big Data, el Machine learning o la inteligencia artificial. Éstas recolectan y compilan datos (Figura 1), priorizan contenidos, establecen reglas que potencialmente obturan la comunicación y en el plano económico se desarrolla lo que Srnicek (2018) denomina Capitalismo de Plataformas, etapa en la que

“el capitalismo se volcó hacia los datos como un modo de mantener el crecimiento económico y la vitalidad de cara al inerte sector de la producción. En el siglo XXI, sobre la base de cambios en las tecnologías digitales, los datos se han vuelto cada vez más centrales para las empresas y su relación con trabajadores, clientes y otros capitalistas. La plataforma emergió como un nuevo modelo de negocios, capaz de extraer y controlar una inmensa cantidad de datos, y con este cambio hemos visto el ascenso de grandes compañías monopólicas”.

Figura 1. Evolución la cantidad de datos compartidos en la red por mes

III. Segunda Parte

La Plataformización en Tiempos de Pandemia.

El proceso de digitalización, entendido en líneas generales como la inclusión de servicios digitales en las diversas actividades de la vida cotidiana, se aceleró. El Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) llevó a la virtualidad una gran parte de las actividades que se desarrollaban presencialmente previo a marzo de 2020, lo que provocó un incremento en la cantidad de usuarios de internet y, a su vez, en el uso de plataformas (Figura 2).

Figura 2. Crecimiento digital global en 2020

Fuente: We Are Social. Reporte 2021.

Asimismo, este fenómeno puso sobre la superficie viejas problemáticas que al compás del avance de la transformación digital también se aceleraron, las brechas del mundo digital. Consideramos importante destacar que pese a que buena parte de la biblioteca que aborda la temática hace referencia a “la brecha digital” (en singular), creemos pertinente hablar de “brechas” (en plural) en el mundo digital, dado que existen múltiples dimensiones posibles a analizar en materia de desigualdad en el acceso a las TIC (económicas, geográfica, educativa, género, etaria, etc). Las brechas contemplan diversos segmentos de la sociedad que son excluidos del mundo digital (o al menos de una parte de él) y dicha exclusión tiene su correlato en las relaciones sociales.

Para ilustrar lo antes descripto, analizaremos brevemente algunas de las brechas de acceso a la conectividad en Argentina[10] durante la pandemia y las brechas que produjo en ese mismo período la implementación del teletrabajo[11], como modalidad para desarrollar las tareas laborales a distancia (en este caso desde el hogar).

Accesos TIC Desiguales

Una de las certezas que trajo la pandemia fue lo esencial que es la conectividad en la actualidad, no sólo en materia de entretenimiento sino como puerta de acceso para el cumplimiento de derechos fundamentales. En este sentido, estar conectado o no implicó poder ejercer esos derechos o no y, tener una conectividad de mayor o menor calidad impactó sobre el cumplimiento de los mismos. Si repasamos los indicadores de acceso a TIC publicados por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), ente regulador del sector, en marzo de 2020 el promedio nacional de penetración de la telefonía móvil era del 124% (cada 100 habitantes) y del 63% (cada 100 hogares) para el caso de los accesos a internet fijo con una velocidad de descarga promedio estimada en 37 MB. Vistos así, entendemos que, si bien 4 de cada 10 hogares no cuentan con acceso a internet, los 6 hogares que acceden lo hacen con una velocidad más que aceptable. Inferimos que los 4 hogares restantes de la estadística están cubiertos por la telefonía móvil, contando con uno o más celulares por integrante del hogar.

Si profundizamos el análisis y ponemos la lupa en los territorios, vemos disparidad entre las provincias. Existen brechas considerables en el acceso a servicios móviles y fijos: CABA (108%), La Pampa (81%) y San Luis (81%) son las provincias con mayor penetración cada 100 hogares en acceso a internet fijo, mientras que Mendoza (38%), Santa Cruz (37%), San Juan (36%) y Formosa (32%) son las provincias con menor índice de penetración. Así lo demuestra el informe “Accesos TIC 2000 – 2020 en Argentina ¿20 años no es nada?” elaborado por Martín Becerra (Becerra, 2021) en base a datos publicados por ENACOM. Lo mismo ocurre al analizar la velocidad de conexión media de cada provincia, lo cual nos ilustra, situaciones de desequilibrio en diferentes zonas del país.

El (tele)Trabajo Dignifica

Desde marzo de 2020, con el inicio del ASPO, el teletrabajo fue la manera más efectiva de seguir trabajando y minimizar el riesgo sanitario. Sin embargo, una de las desigualdades más destacables en la materia tiene su foco en variables socioeconómicas: la distribución de trabajos que potencialmente podían (y pueden) llevarse a la virtualidad se concentran en el empleo formal, de ingresos medios y altos, de calificación técnica o profesional y en sectores de actividad específicos (enseñanza, actividades profesionales y financieras, entre otros). Es decir, durante la pandemia, los sectores socioeconómicos más vulnerables, con trabajos físicos o presenciales, se vieron imposibilitados de ejercer el derecho al trabajo no necesariamente por la falta de recursos para contar con un servicio de conectividad o por encontrarse en una zona geográfica fuera de cobertura, sino que principalmente desarrollaban tareas que no “virtualizables”.

El Impacto de la Digitalización en la Vida Cotidiana

Un padre interrumpe un zoom escolar para reprocharle a la maestra que no lo deja participar a su hija en las clases virtuales.

Gente disfrazada se suma a un Google meet para participar de una fiesta de disfraces virtual.

Una pareja canta emocionada su tema favorito de la banda que ofrece un recital vía streaming mientras su hijo, en la habitación contigua, intenta ganar la tercera guerra mundial con sus amigos en un juego online.

Una mujer intenta poner la mesa mientras habla con su jefe sobre temas pendientes de trabajo. Son más de las diez de la noche y su marido aún intenta hacer la cena siguiendo una receta en Youtube que ya debió retroceder varias veces para lograr entender lo que allí se explica.

Estas son tan solo algunas de las múltiples escenas que recorrieron nuestros hogares durante el aislamiento. La pandemia y la consecuente aceleración de la plataformización provocaron también importantes cambios en la organización de la vida cotidiana. La virtualización borró o hizo difusos los límites entre la vida laboral, social, académica y la vida privada. En este sentido, consideramos pertinente destacar tres pasajes clave que se dan del mundo presencial al mundo digital:

  1. Del mundo organizado a la reorganización del mundo.
  2. De la materialidad a la inmaterialidad.
  3. Del tiempo segmentado a la continuidad atemporal.

Del Mundo Organizado a la Reorganización del Mundo.

En el sistema capitalista el trabajo y la escuela en épocas de presencialidad organizaban la vida cotidiana: estructuraban las actividades y los tiempos para trabajar, estudiar, entretenerse, relacionarse con familia y/o amigos, etc. La plataformización reconfiguró la vida cotidiana, resignificó practicas sociales. El mundo digital se inscribe bajo reglas definidas por plataformas que son propiedad de empresas privadas mediante algoritmos que no sólo tienen fines comerciales, sino que también llevan consigo sesgos que se ponen en juego, en el cerco de reglas con las que la plataforma determina el campo. En palabras de José Van Dijck (2016)

Los medios sociales, definidos en términos generales como ‘un grupo de aplicaciones de internet construidas sobre los cimientos ideológicos y tecnológicos de la web 2.0 para permitir la creación e intercambio de contenido generado por los usuarios’ (Kaplan y Haenlein, 2010: 60), conforman un nuevo estrato de organización de la vida cotidiana en internet.”

Debemos aclarar que no se trata de una relación de sometimiento la producida entre plataformas y usuarios, sino que existe una constitución mutua entre plataformas y prácticas sociales (Van Dijck; 2016), es decir que existe una relación bidireccional entre las “reglas de juego” propuestas por la plataforma y la apropiación que el usuario hace de la misma. En una de sus obras más reconocidas, La invención de lo cotidiano, el pensador francés Michel de Certeau (1990) analiza las tácticas utilizadas por los individuos para incidir, modificar, luchar contra los mecanismos de dominación y disciplinamiento (estrategias). De Certeau considera que hay acciones que los individuos realizan en la cotidianeidad que son válvulas de escape a las operaciones de disciplinamiento. Valiéndose de la visión de De Certeau, Van Dijck (2016) explica que “Esto es lo que ocurrió con el desarrollo de las plataformas de los medios sociales y sus aplicaciones asociadas: los usuarios ‘negociaron’ la decisión y los modos de apropiarse de ellas para sus hábitos cotidianos.”

De la Materialidad a la Inmaterialidad.

“Hoy nos encontramos en la transición de la era de las cosas a la era de las no-cosas. Es la información, no las cosas, la que determina el mundo en que vivimos. Ya no habitamos la tierra y el cielo, sino Google Earth y la nube. El mundo se torna cada vez más intangible, nublado y espectral. Nada es sólido y tangible” (Byung-Chul; 2021).

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han plantea una visión interesante sobre la nueva realidad que se construye en la virtualidad, una mirada que lejos de destacar virtudes del mundo digital lo presenta como una instancia de desmaterialización y descorporeización: en el que las plataformas atentan contra el carácter autónomo del ser humano:

“en el mundo controlado por los algoritmos, el ser humano va perdiendo su capacidad de obrar por sí mismo, su autonomía. Se ve frente a un mundo que no es el suyo que escapa de su comprensión. Se adapta a decisiones algorítmicas que no puede comprender. Los algoritmos son cajas Negras. El mundo se pierde en las capas profundas de las redes neuronales, a las que el ser humano no tiene acceso” (Byung-Chul; 2021).

Del Tiempo Segmentado a la Continuidad Atemporal.

La combinación pandemia y plataformización ha puesto en crisis los conceptos de tiempo y espacio. Durante este período el hogar se ha convertido en el único centro de actividades de la vida cotidiana. Oficina, restaurant, cine, aula, salón de fiestas, etc. La desmaterialización del mundo hace también que el hogar pierda su condición de tal. Algo similar ocurre con el tiempo que pareciera haber perdido su condición de ordenador del día. La segmentación entre tiempo de trabajo o estudio y tiempo de ocio deja de existir, todo se entremezcla y pareciera haber una continuidad temporal de cada una de las actividades que realizamos que no tiene inicio y tampoco fin. Así lo ejemplifica Sofía Scasserra (2021) en relación al trabajo

“La pandemia no hizo más que complejizar el panorama: la fusión entre el espacio digital de trabajo y el personal se sumó a la fusión del espacio físico de trabajo en el hogar. Espacio y tiempo. La definición del ser humano. Ahora estamos disponibles en cualquier momento y lugar.”

IV. Reflexiones Finales

Estamos atravesando un proceso de digitalización en el que las plataformas y algoritmos tienen un rol protagónico con impactos en todos los niveles: social, cultural, económico y político. Esta nueva etapa tuvo una aceleración sin precedentes con la llegada de la pandemia provocada por la COVID-19. Si bien nos encontramos transitando múltiples cambios de los cuales aún no tenemos real dimensión de sus efectos, la revolución que estamos viviendo nos abre la posibilidad de analizar críticamente el fenómeno mientras ocurre.

Como hemos visto, la conectividad y los servicios y procesos que se montan sobre ella evolucionan a gran velocidad. Los datos se han convertido en el principal activo económico del mundo. El capitalismo ha entrado en una nueva etapa, denominada “capitalismo de plataformas” (Srnicek; 2018), en la que la acumulación y gestión de datos son el motor de las economías. Los algoritmos están en el centro de la escena con tecnologías tales como Inteligencia Artificial (IA), Machine Learning o el Big Data, haciendo más eficientes procesos productivos al mismo tiempo que generan cambios sociales, culturales y políticos sin precedentes. Democracia, control social, relaciones sociales, soberanía, territorio, toda una serie de conceptos que las plataformas ponen en discusión, o bien reconfiguran.

En el plano económico hemos visto que las plataformas se desarrollan bajo el paradigma de una economía de red que tiende a la concentración y el monopolio, una problemática que en la actualidad todos consideran necesario atender pero que el carácter extraterritorial del fenómeno impide que los Estado Nación tomen decisiones autónomas. Un ejemplo concreto de esta dificultad lo podemos ver la “Carta abierta a Eric Schmidt” de Mathias Döpfner (2014)[12].

En el plano sociocultural hemos repasado los cambios que la virtualización generó sobre las relaciones y prácticas sociales, los nuevos paradigmas que se abren en torno a las luchas de poder dentro del mundo digital.

Si bien hoy contamos con acceso a una vasta biblioteca sobre temas relacionados con el fenómeno de la sociedad interconectada, estamos ante una nueva etapa del desarrollo de la humanidad donde la única certeza que tenemos es que aún hay muchas preguntas por formular, muchos datos que analizar y un largo camino por investigar. En este contexto, nuestro trabajo es sólo un repaso breve y general sobre algunos aspectos que consideramos relevantes para ser profundizados próximamente.


[1] Director y guionista de Volver al Futuro (1985), película de ciencia ficción producida por Steven Spielberg que narra las aventuras de un joven y un científico que viajan en el tiempo.

[2] Es un sistema que funciona a través de Internet, por el cual se pueden transmitir diversos tipos de datos a través del Protocolo de Transferencia de Hipertextos o HTTP, que son los enlaces de la página web. Es un sistema a través del cual se gestiona información que será compartida por internet.

[3] También denominada “Web Social”. Refiere a los sitios de internet que facilitan compartir información, la interoperabilidad, con un diseño centrado en el usuario con foco en la colaboración dentro de la World Wide Web (www).

[4] Concepto de autoría propia para hacer referencia a la etapa de proliferación de plataformas, sitios que almacenan y procesan información. Funcionan como sistemas que ejecutan y procesan programas o aplicaciones con diferente contenido.

[5] La Fundación Telefónica Movistar ofrece en Argentina una muestra sobre el funcionamiento de las redes de telecomunicaciones. Más información en https://www.fundaciontelefonica.com.ar/exposiciones/conectados-una-mirada-a-la-tecnologia-que-nos-acerca/

[6] La cifra de referencia corresponde al libro Los dueños de Internet, publicado en 2018. La autora toma como referencia datos de diciembre de 2017 sin especificar la fuente. Recientemente, la UIT ha publicado un informe (Facts and Future 2021) en el que estima que un 37% de la población mundial no accede a internet (2.900 millones de personas). https://www.itu.int/es/mediacentre/Pages/PR-2021-11-29-FactsFigures.aspx

[7] Tim Berners-Lee es un científico de la computación británico considerado el “padre” de internet por ser parte de la creación de la World Wide Web.

[8] Se denominan así a las empresas que se promovían así mismas en la década del 90 como parte del negocio de internet. Se trata de sitios web que ofrecían servicios de internet.

[9] Debemos aclarar que el paralelismo entre los medios tradicionales e internet realizado se focaliza exclusivamente en la forma de comunicación. Cabe destacar que el surgimiento de internet posibilitó la apertura a nuevas voces que se encontraban fuera del mercado infocomunicacional

[10] Para abordar el tema nos centraremos en los Datos Abiertos publicados trimestralmente por el ENACOM (Entre Regulador de las Comunicaciones en Argentina) y los datos y concepto desarrollados por Martín Becerra en el documento “Accesos TIC 2000 – 2020: ¿20 años no es nada?” publicado en https://martinbecerra.wordpress.com/2021/06/16/accesos-tic-2000-2020-en-argentina-20-anos-no-es-nada/

[11] El análisis se basa en el artículo El teletrabajo en Argentina. La pandemia del COVID-19 y lo que viene después, publicado por CIPPEC en Julio 2021. https://www.cippec.org/publicacion/el-teletrabajo-en-argentina-la-pandemia-del-covid-19-y-lo-que-viene-despues/

[12] Ante la decisión de google de dejar de ofrecer las noticias de los periódicos alemanes en Google News para no pagarles una tasa definida por el gobierno alemán, Mathias Döpfner, CEO de la editorial Axel Springer, publica una carta abierta destinada a Eric Schmit, CEO de Google en la que describe como los medios de comunicación son prisioneros del poder de mercado de google. Ver http://tallerdedatos.com.ar/wp-content/uploads/2016/07/Dopfner-Google-Carta-abierta-a-eric-schmidt.pdf 


Referencias

  • Albrieu, R., Allegrand, M., De La Vega, P. (2021) El teletrabajo en Argentina. La pandemia del COVID-19 y lo que viene después Publicado por CIPPEC en https://www.cippec.org/publicacion/el-teletrabajo-en-argentina-la-pandemia-del-covid-19-y-lo-que-viene-despues/
  • Becerra, M. (2021). Acceso TIC 2000-2020 en Argentina: ¿20 años no es nada? Conectividad y brechas en telecomunicaciones, Internet y TV paga en el siglo XXI. Disponible en https://martinbecerra.wordpress.com/2021/06/16/accesos-tic-2000-2020-en-argentina-20-anos-no-es-nada/
  • Becerra, M. y Mastrani, G. (2019). La convergencia de medios, telecomunicaciones e internet en la perspectiva de la competencia: Hacia un enfoque multicomprensivo. UNESCO, Cuadernos de discusión de comunicación e información.
  • Bourdieu, P. (1979) El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura. Ed Siglo XXI.
  • Byung-Chul, H. (2021). No-cosas: Quiebras del mundo de hoy. Ed. Taurus.
  • Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Ed. Alianza. Madrid, España.
  • Costa, F. (2021) Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida. Ed Taurus.
  • De Certau, M. (1990). La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer. Ed Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia. Instituto Tecnológico y de estudios superiores de occidente. México.
  • Foucault, M. (1980). Microfísica del poder. Ed Siglo XXI.
  • Scasserra, S. (2021) Trabajo y capitalismo digital ¿Cuánto vale tu tiempo? Publicado en Revista Anfibia. Disponible en https://www.revistaanfibia.com/capitalismo-digital-cuanto-vale-tu-tiempo
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Nicolás Otero

Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro del equipo de profesionales del módulo de Políticas TIC en el Observatorio de Políticas Públicas de UNDAV.

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