Implementación de una Nube de Gobierno en Argentina: de la política Cloud first a Arsat first

El presente artículo aborda de forma general las características de los servicios de cómputo en Nube, y la relevancia que los mismos poseen en el diseño exitoso de una estrategia de implementación de tecnología en el Sector Público Nacional, considerando a la empresa Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (Arsat) como un actor primordial de la misma.

Por Agustina Brizio

Resumen: El presente artículo aborda de forma general las características de los servicios de cómputo en Nube, y la relevancia que los mismos poseen en el diseño exitoso de una estrategia de implementación de tecnología en el Sector Público Nacional, considerando a la empresa Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (Arsat) como un actor primordial de la misma.


  1. Introducción

Tras el escenario generado por la pandemia del COVID-19, no caben mayores dudas sobre lo trascendente que es la industria de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) hoy en día, no sólo por el impacto que las mismas poseen en las economías regionales sino porque, ya desde hace varios años, se ha reconocido su carácter determinante como medio para el desarrollo social y la inclusión.

Esta premisa cobra principal relevancia desde la óptica de las políticas públicas: nos encontramos en un momento bisagra para lo que será la adopción e implementación de nuevas tecnologías por parte del Estado Nacional en un escenario post pandemia.

Actualmente los servicios de cómputo en Nube se han afianzado como el medio por excelencia para propulsar un esquema ágil, que eficientiza las inversiones y potencia la innovación.

El Plan Conectar es el puntapié inicial para afianzar el desarrollo de una Nube de Gobierno al contemplar, entre sus cuatro ejes, el punto más relevante en este sentido: la puesta en valor del Centro de Datos de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (Arsat).

A lo largo del presente se desarrollarán los distintos aspectos que hacen a los servicios de cómputo en nube de forma general y a una Nube de Gobierno  de forma particular, la base necesaria y fundamental para la incorporación dinámica de tecnología al sector público, dinamizando el rol del Estado en este sentido, pero concibiéndola con Arsat en el centro de la estrategia integral de tecnologización federal.

Servicios de cómputo en Nube

En la industria TIC los servicios de cómputo en Nube se han erigido como uno de los principales habilitadores para los mercados disruptivos y la innovación; se prevé que en los próximos tres años las inversiones destinadas a servicios de Nube se dupliquen porcentualmente en relación a los presupuestos que destinan las organizaciones a Tecnologías de Información (TI).[1]

Los servicios de Nube en sus inicios se concibieron como una tecnología disruptiva: hoy la infraestructura en la Nube es la principal posibilitadora y facilitadora de desarrollos innovadores.

Esta tecnología permite acceder a un catálogo de servicios estandarizados y responder a necesidades técnicas específicas, de forma flexible, personalizada, adaptativa y a un menor costo en contraposición con la tradicional gestión de TI, denominada on premise, donde cada usuario cuenta con una infraestructura de hardware determinada que requiere de un ambiente refrigerado y un régimen de mantenimiento intenso en cada lugar de instalación.

Conceptos fundamentales.

El servicio de computación en Nube, también denominado “Cloud Computing”, fue definido por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos en una publicación especial[2], como un modelo de gestión que permite el acceso a una red bajo demanda, de forma ubicua y conveniente a un conjunto compartido de recursos informáticos configurables (por ej. redes, servidores, almacenamiento, aplicaciones y servicios) que pueden ser provistos y puestos a disposición de forma rápida y con una mínima gestión e interacción con el proveedor del servicio.

La publicación especial del NIST incluye a su vez cinco características esenciales, cuatro modelos de despliegue de Nube y tres modelos de servicio, que serán desarrollados a continuación.

Características esenciales.

  1. Servicio a demanda, el usuario puede acceder a capacidades de forma automática a medida que las va requiriendo sin necesidad de una interacción con su proveedor.
  2. Amplio acceso a la red, los recursos son accesibles por medio de la red y de mecanismos estándar que son utilizados por una amplia variedad de dispositivos.
  3. Puesta en común de recursos, los recursos (almacenamiento, memoria, ancho de banda, capacidad de procesamiento, máquinas virtuales, etc.) de los proveedores son compartidos por múltiples usuarios, a los que se van asignando capacidades de forma dinámica según sus peticiones.
  4. Elasticidad, los recursos se asignan y liberan rápidamente, muchas veces de forma automática, lo que da al usuario la posibilidad de contar con recursos ilimitados y disponibles en todo momento.
  5. Servicio medido, el proveedor es capaz de medir el servicio efectivamente entregado lo que posibilita el pago por el uso real de los servicios.

Modelos de despliegue.

  1. Nube Pública, la infraestructura de Nube es provista al público en general. Puede ser administrada, operada y de propiedad de una empresa, una organización académica o de gobierno o alguna combinación de las anteriores. Se encuentra on premise del proveedor de Nube.
  2. Nube Privada, la infraestructura de Nube es provista para uso exclusivo de una organización que comprende múltiples usuarios. Puede ser administrada, operada y de propiedad de la organización, un tercero o alguna combinación de ambos, y puede que exista on u off premises.
  3. Nube Híbrida, la infraestructura de Nube es una composición de dos o más distintas infraestructuras de Nube que se mantienen como entidades únicas, pero se encuentran vinculadas por tecnología propietaria o estandarizada que permite la portabilidad de datos y aplicaciones.
  4. Comunitaria, la infraestructura de Nube es provista para uso exclusivo de una comunidad específica de usuarios de distintas organizaciones que poseen objetivos o puntos en común. Puede ser administrada, operada y de propiedad de una o más de una de las organizaciones en la comunidad, un tercero o alguna combinación de ambos, y puede que exista on u off premises.

Modelos de servicio[3].

  1. Software como servicio (SaaS – Software as a Service), la provisión de este servicio permite al usuario usar las aplicaciones del proveedor que se encuentran corriendo en infraestructura de Nube; puede accederse a las aplicaciones desde distintos dispositivos a través de una interfaz de cliente o de programa. El usuario no gestiona ni administra la infraestructura de Nube sobre la que se está montando el software ni sobre las redes, servidores, sistemas operativos, almacenamiento o las capacidades individuales de la aplicación; con la potencial excepción de poder configurar los ajustes.
  2. Infraestructura como servicio (IaaS – Infrastructure as a Service), el servicio contempla la provisión de procesamiento, almacenamiento, redes y otros recursos informáticos fundamentales sobre los que el usuario podrá desplegar y ejecutar su software, que puede incluir sistemas operativos y aplicaciones. El usuario no gestiona ni administra la infraestructura de Nube pero tiene control sobre los sistemas operativos, el almacenamiento y las aplicaciones desplegadas, y posiblemente acceso limitado a algunos elementos de la red.
  3. Plataforma como servicio (PaaS – Platform as a Service), se provee al usuario con la capacidad de desplegar sobre la infraestructura de Nube aplicaciones creadas específicamente para el consumidor o adquiridas, creadas usando lenguajes de programación, librerías, servicios y herramientas cuyo soporte brinda el proveedor. El usuario no gestiona ni administra la infraestructura de Nube incluyendo las redes, servidores, sistemas operativos o almacenamiento, pero tiene control sobre las aplicaciones desplegadas y los ajustes para el entorno de hosting de las aplicaciones.

Adicionalmente a estos modelos de servicio, la Comisión de Estudio 13 sobre Redes de Próxima Generación del Sector de Normalización de la Unión Internacional de Telecomunicaciones creó un Grupo de Trabajo sobre Computación en Nube que incorporó:

  • Red como servicio (NaaS – Network as a Service)
  • Comunicación como Servicio (CaaS – Communication as a service)

Esta inclusión parte de la base de comenzar a incorporar a los proveedores de servicios de telecomunicaciones en el ecosistema de Nube, que venía siendo reservado para las big tech, sin reparar en que las redes de telecomunicaciones son una parte clave en la prestación de estos servicios. De forma anecdótica, y como dato de color, no puede dejarse de mencionar que dentro de Connectivity as a Service, podemos mencionar la primera solución inalámbrica privada 4g/5g ofrecida como un servicio administrado end to end.[4]

Evolución de los servicios de Nube: cifras y proyecciones.

Sin entrar en detalle del impacto que han tenido los protocolos TCP/IP y el crecimiento de Internet durante los años ’90, podemos situar los inicios de los servicios de cómputo en Nube a principios de los 2000. En el año 1999 la empresa Salesforce introdujo el concepto de SaaS para denominar un conjunto de servicios que proveía a través de la Web.

Pero es en 2002 cuando el mercado comienza a contar con los actores que conocemos hoy en día: nace Amazon Web Services (AWS) luego de que la empresa Amazon modernizara sus centros de datos y lanzara el servicio de computación en la Nube, que a la fecha concentra la mayor cuota de mercado.

En 2006 Google crea Google Docs, masificando el uso de servicios de Nube a cualquier usuario; y es en ese mismo año que AWS crea Elastic Computing Cloud (EC2) que permitía que cualquier cliente pudiera “alquilar” computadoras a través de la web para correr sus aplicaciones.

Hoy día el mercado de servicios de Nube ha crecido exponencialmente, y si bien hay una serie de proveedores predominantes, la oferta se ha diversificado considerablemente desde sus inicios; ampliando también el público al que se dirigen los servicios, ya no se trata sólo de organizaciones, sino que los individuos han ido migrando a este tipo de servicio (salvando las diferencias en las necesidades de cada uno).

Según la consultora IDC (International Data Corporation) se prevé que en 2021 la infraestructura de Nube crezca un 26,7% en América Latina[5], en línea con las predicciones del informe anual de Predicciones TMT[6] de Deloitte Global de 2021 que indica un crecimiento de los servicios de Nube superior al 30% para el período 2021-2025, lo que significa que crecerá siete veces más rápido que el gasto total que se hará en TI en esos años. En el informe la consultora predice este crecimiento a medida que las organizaciones inicien las correspondientes migraciones en pos de reducir costos, promover la innovación y tornar sus procesos más ágiles.

En su informe, Deloitte detalla que según un informe de inspección profunda (deep-packet inspection) sobre el tráfico de red entre el 01 de febrero y el 19 de abril de 2020, el tráfico global de nube pasó de representar el 1,26% del tráfico global de Internet al 1,83%, lo que implica una suba del 45%. En el mismo período de tiempo el tráfico de Internet creció un 38%, lo que significaría que el tráfico de nube – entendido en números absolutos de bits por día – aumentó casi un 100%.

Durante 2020 la industria de servicios de Nube registró ingresos por US$129 mil millones según reportó la consultora Synergy Research Group, un crecimiento exponencial teniendo en cuenta la recesión económica más grande de la modernidad y los ingresos que se habían registrado en 2019 por tan sólo US$97 mil millones. Específicamente el mercado de infraestructura de servicios de Nube generó ingresos por US$37 mil millones en el cuarto trimestre de 2020, un 35% más que en el mismo trimestre del año anterior y US$4 mil millones más que el trimestre inmediatamente anterior de 2020.

Es indiscutible que el mercado de los servicios de Nube continúa en auge, y los proveedores de estos servicios han afianzado estructuras y procesos que les han permitido rápidamente adecuarse a este nuevo escenario y la creciente demanda de sus servicios.

Los Estados han de prestar atención a ello y adoptar estrategias ágiles centradas en contratar y desarrollar servicios que se adapten a la medida de sus necesidades reales en función de cómo se reinstaure la labor pública cuando se establezca la “nueva normalidad” y las demandas que se detecten, tanto de la ciudadanía como de los distintos organismos públicos. En este contexto, y atendiendo a las cifras mencionadas anteriormente, el incremento en la oferta de los servicios de Nube que provee Arsat es impostergable.

  • La política Cloud first y su aplicación en Argentina.

Cloud First es una política que implica que al momento de requerir nuevos servicios tecnológicos o renovar servicios actuales se debe evaluar de forma integral priorizando las alternativas que se brindan en la Nube y procurando el correcto aprovechamiento de las posibilidades que la misma habilita. Implica no sólo una preferencia tecnológica sino un cambio en la concepción y diseño de políticas y procesos, adecuado al modelo de gestión que ha venido a permitir la computación en la Nube.

Distintos gobiernos, al momento de desarrollar sus Nubes Públicas, han adoptado a nivel regulatorio piezas normativas que receptan la cloud first policy. Argentina no ha escapado a ello: durante el año 2018 la Oficina Nacional de Tecnologías de Información (ONTI) aprobó el Decálogo Tecnológico ONTI que la incluyeron al orden normativo.

El Decálogo, al abordar el uso de la Nube en gobierno, expresó su posicionamiento a través de cuatro principios: 

  1. La nube es la mejor forma para desarrollar infraestructura para un gobierno.
  2. Todas las nubes son válidas: nube pública, nube privada y nube híbrida. Sin embargo, Argentina entiende que la nube híbrida es la mejor solución combinada y se pueden aprovechar ventajas de ambos escenarios.
  3. Los organismos son responsables de la nube que decidan adoptar, de su migración e implementación; ya que cada organismo es responsable de sus presupuestos, datos y procesos y de donde ubicar los datos. 
  4. Los proveedores de nube para servicios de gobierno deben estar calificados.

A grandes rasgos la declaración no posee un gran impacto ni contraria la tendencia internacional, sin perjuicio de ello, la normativa se dictó mientras se procuraba proyectar un Acuerdo Marco[7] para la contratación de servicios de Nube.

Sobre el citado Acuerdo Marco, tras el cambio de gestión ocurrido en el año 2019, la actual conducción de la ONTI ha señalado que “en los términos en los que se proyectaba la aprobación del Pliego de Bases y Condiciones Particulares del referido Acuerdo Marco, la EMPRESA ARGENTINA DE SOLUCIONES SATELITALES (ARSAT S.A) quedaba excluida de participar como oferente en el procedimiento, por lo que el Acuerdo Marco propiciado limitaba la competencia hacia proveedores internacionales de servicios de nube y sus socios locales.”[8]

El Gobierno Nacional actualmente continúa reforzando la importancia de contar con una Nube de Gobierno, pero – propendiendo a una solución sostenible a largo plazo en el que prime la soberanía e independencia tecnológica – posicionando a Arsat como un eje fundamental del diseño de este tipo de servicios para el Estado.

Y es aquí donde la política de cloud first tiene una aplicación particular: se parte de la base de “Arsat primero”, entendiendo en este marco que deberá procurarse primar la oferta de estos servicios que realiza Arsat, ubicándolo en las mismas condiciones (o en mejores condiciones por tratarse de la empresa pública por excelencia para prestar servicios digitales) que el resto de los proveedores de servicios de Nube.

Resulta prácticamente incompatible con los anuncios del Gobierno en relación a Arsat, excluirlo del vehículo de compra que habilitará a los organismos públicos a contratar capacidad de cómputo en Nube.

  • Diseño de una política de Nube en el Estado argentino.

Ahora bien, considerando los distintos anuncios y planes que ha efectuado el Gobierno Nacional recientemente, Arsat ha de ser sin dudas uno de los pilares fundamentales de la implementación de servicios de Nube. Este punto es quizás de los más relevantes ya que las políticas públicas se basan cada vez más en el uso de tecnología.

La proyección de una interoperabilidad y soporte entre bases de datos de distintos organismos públicos actualmente depende de la coordinación y cooperación de los mismos. Una Nube que aloje esta información en el Centro de Datos de Arsat podría permitir que la referida coordinación se realice de forma automática y centralizada; fomentando un esquema ágil que ante situaciones excepcionales (como fue la pandemia COVID-19) permita al Estado dar una respuesta inmediata con datos fiables, a través de una tecnología de punta que respalde la soberanía de los datos de los ciudadanos y las ciudadanas y garantice la territorialidad de los mismos.

Esta política, además, se encuentra intrínsecamente vinculada a la gestión electrónica del gobierno nacional: contar con una nube pública permitirá equiparar los servicios digitales en todo el territorio nacional y a todos los actores de gobierno, independientemente de su localización y de su volumen.

  • Reposicionamiento del Estado como planificador y hacedor.

Durante 2020, y luego de un período de marcada desinversión entre 2016 y 2019, Arsat inició la renovación y refuerzo de sus capacidades en servicios de cómputo en Nube, proyectando las inversiones necesarias en su centro de datos. Esta situación brinda el marco propicio para optimizar las inversiones destinadas a infraestructura y servicios, a la vez que ofrece la oportunidad de esbozar una estrategia que promueva la independencia y soberanía tecnológica y la importancia de contar con capital humano con las habilidades que dicha tecnología requiere.

Más allá del antecedente reseñado sobre el proyecto de Acuerdo Marco que dejaba a Arsat fuera de la calificación como proveedor de dichos servicios, el Gobierno Nacional dentro de las políticas que adoptó en materia tecnológica, advirtió que no se contaba con información actualizada y veraz sobre los bienes y servicios tecnológicos del Estado.

El recientemente creado Inventario Nacional de Bienes Informáticos y Servicios Tecnológicos ha venido a dar una respuesta a esta deuda histórica del Estado Nacional. Tal como se señala en los considerandos de la Decisión Administrativa que lo creó, el mismo tiene como objetivo “(…) contar con información certera y actualizada que permita la elaboración y ampliación de políticas públicas orientadas a la búsqueda de soluciones tecnológicas (…) ” para “ (…) establecer una estrategia de optimización respecto de las contrataciones de bienes y servicios tecnológicos realizadas por todas las entidades y jurisdicciones del Sector Público Nacional, propender hacia una estandarización tecnológica y evaluar el dictado de normas para el control técnico y de administración de los bienes informáticos (…)”. Y si bien prima facie esto puede parecer no estar directamente conectado con el desarrollo de una Nube de Gobierno, no se está analizando que, una vez que haya datos reales y actualizados de los bienes y servicios disponibles en el sector público, se podrá contar con una imagen que servirá de input para el desarrollo de servicios digitales que permitan ahorrar costos, evitar que se fuguen divisas e incluso generar nuevos negocios para Arsat; sirviendo a su vez como guía para orientar inversiones no sólo en materia de infraestructura, sino para optimizar la gestión de la unidad de servicios de Nube, capacitar a sus trabajadores y procurar que se proyecte la prestación de servicios de valor agregado en Nube.

En una coyuntura como ha sido la pandemia del COVID-19, sumado a la asunción de nuevas autoridades en el gobierno argentino tan sólo tres meses antes de que llegara esta crisis mundial al territorio argentino, se advirtieron varias falencias en lo referido a la gestión tecnológica del Estado Nacional. Y aquí cabe hacer una salvedad, la pandemia sin dudas ha resultado catastrófica y mortal, pero que la misma haya acaecido con un gobierno que ha vuelto a instaurar un Estado activo y presente, sin dudas ha mitigado las potenciales consecuencias sanitarias y económicas de la misma. Dentro de la pandemia ha sido crucial en materia de gestión de salud, pero también es fundamental en cuestiones de gestión tecnológica: se dejó atrás a un Estado que ofició de veedor de la actividad económica y privada durante los últimos años, volviendo al esquema en el cual el Estado es el actor preponderante encargado de establecer las reglas que redundarán en la concreción de los objetivos estratégicos establecidos para el desarrollo económico y social.

La vuelta a la senda de la implementación de planes, proyectos y políticas públicas en este sentido en materia de adopción de tecnología en el Estado es, sin dudas, el inicio de una nueva etapa que oficia como una instancia continuadora de lo que ha sido la gestión llevada adelante en el período 2003-2015 caracterizada con políticas de la envergadura del plan Conectar Igualdad.

Plan Conectar[9]

La pandemia puso de manifiesto en el caso argentino, más allá de la carente gestión en el período 2016-2019 en el sector, la necesidad de contar con una estrategia digital integral que acompañe y planifique de forma escalonada y racional la adopción tecnológica por parte de Estado Nacional en la que los servicios de Nube sean el facilitador y la base común para el desarrollo de nuevas tecnologías.

El Plan Conectar, anunciado en septiembre de 2020, no puede abordarse sin ubicarlo dentro del contexto en que fue dictado: el año en que la Argentina y el mundo giraron por completo su funcionamiento a la esfera digital.

El Eje asociado al Centro de Datos contempla objetivos cuanti y cualitativos que procurarán tornar más eficiente la administración y gestión del Centro de Datos, de Arsat para maximizar el potencial de negocio del mismo. El eje, cuyas inversiones y objetivos se desglosarán a continuación, es “Un paso más hacia la soberanía política sobre nuestros datos” según puede leerse del sitio oficial de la Secretaría de Innovación Pública.

  • Eje Centro Nacional de Datos- inversión $4.300 millones
    • Construcción de Data center de contingencia, mejorando equipos de almacenamiento, servidores, redes, backup y software para ampliar la capacidad
    • Asegurar disponibilidad de 99,98%
    • Desarrollar una Nube de Gobierno

En el marco del Plan Conectar, a través de la Resolución 720/2020 el Jefe de Gabinete de Ministros autorizó una transferencia de “PESOS QUINIENTOS NUEVE MILLONES CUATROCIENTOS VEINTIDÓS MIL OCHOCIENTOS SESENTA Y UNO ($ 509.422.861), con destino al desarrollo de los proyectos enmarcados dentro del Plan Conectar, en lo relativo a la renovación, actualización y ampliación del equipamiento del Centro de Datos de ARSAT dando la posibilidad, entre otros proyectos, de crear Nube Pública Nacional y asegurar la continuidad de servicios que se vienen brindando”.

Complementariamente, el 10 de marzo del corriente, se abrió el proceso de consulta pública para el documento “Nube Híbrida de Gobierno”. La misma abre una instancia participativa para que todos los sectores involucrados, interesados o alcanzados por la política que está proyectando el Gobierno Nacional emitan sus consideraciones, aportes, ideas, experiencias y recomendaciones para la futura creación de la nube híbrida estatal.

  • Cambio de paradigma del Estado en el modelo de gestión de TI.

Los servicios de Nube vienen a optimizar distintos factores: las inversiones que se realizan en infraestructura, la capacidad y velocidad de despliegue de proyectos y la independencia que otorgan respecto a contar con capital humano debidamente capacitado (en honor a la brevedad no me centraré ni expediré sobre las distintas dificultades estructurales del sistema de empleo público nacional para la contratación y estímulo de profesionales TI). Presentan a su vez soluciones ágiles y eficaces vinculadas al manejo, almacenamiento y protección de los datos. La concepción de una estrategia de Nube de Gobierno que utilice el centro de datos de Arsat como principal sitio de almacenamiento subsana y sanea casi todas las críticas que se efectúan a este tipo de tecnologías vinculadas al alojamiento y tratamiento que las empresas proveedoras de servicios de Nube brindan a sus datos – sin detallar que es el propio Estado el garante de los mismos, no sólo a través de un régimen de protección de datos personales y una agencia que lo ejecute, sino como el sujeto activo que ha diseñado y ejecuta una política de tecnologización de una Nube de Gobierno federal.

Al ser un sistema basado en el consumo reduce los tiempos para fomentar la innovación y permite contar con recursos flexibles; el acceso a los servicios y recursos contratados, da flexibilidad de dimensionamiento y acceso. Esta característica, independientemente de ser la pieza fundamental para pensar el futuro, toma vital relevancia en un escenario pos pandemia: los recursos se van adecuando en función de la demanda real sin que haya inversiones en equipamiento o sistemas que no son producto del relevamiento fidedigno de las necesidades técnico funcionales de los organismos públicos.

De esta forma el Estado se aleja de la concepción de tener la infraestructura en su poder o inclusive de contar con capacidades específicas de desarrollo para poder utilizar una determinada aplicación, plataforma o hardware, y requiere sólo de conexión a internet para tener acceso a la consola de administración de su Nube

Pero por sobre todos los beneplácitos que trae este modelo de gestión, hay que destacar que se erige como la herramienta clave para profundizar y perpetuar una concepción de un Estado ágil, que da respuestas dinámicas y soluciones con tecnología de punta, adecuándose a las demandas internas y de la ciudadanía en general.

La transformación del Estado dependerá, entre varias cuestiones, de la incorporación de la tecnología a todos los procesos y la flexibilidad para ir adoptando y adaptándose a los últimos avances, para atender a un mundo cada vez más cambiante.

Conclusiones

A nivel global hay una tendencia creciente de organismos públicos a migrar hacia los servicios de Nube[10], el motivo es más que notorio: tornan la ejecución de sus presupuestos más eficiente y permiten obtener una asignación dinámica y flexible de recursos de acuerdo a la demanda real; “se estima que en países desarrollados, la migración a la Nube reduce los gastos de mantenimiento de infraestructura de IT en hasta un 80%. A eso hay que sumarle ahorros derivados de mejoras en procesos y de un menor uso de energía, con impactos medioambientales positivos.” [11]

La importancia del uso de la Nube no es sólo una cuestión técnica o una medida para ahorrar en el gasto público: se trata de una política que permitirá implementar de manera rápida, simple y con mejor calidad las iniciativas de sus programas de gobierno, redundando en una mejora en los servicios de los y las ciudadanas.

El diseño de una estrategia de implementación de servicios de Nube en el Estado es el primer paso hacia un cambio de paradigma de la incorporación de tecnología al sector público. Pero la adopción de cualquier servicio no es una solución: como se ha visto, el proyecto que se procuró implementar durante el año 2019 no era sostenible en el largo plazo en la medida que sólo se procuraba contratar servicios de Nube a un proveedor internacional o sus socios locales, fugando divisas y sin generar capital humano capacitado.

Arsat es una pieza fundamental en la articulación de una política integral coordinada por el Estado Nacional con el foco puesto en el desarrollo de soluciones tecnológicas que sean a medida de los organismos públicos, otorgándoles las herramientas digitales necesarias para dar acabada respuesta a las necesidades actuales; máxime luego de las lecciones aprendidas durante la pandemia, pero con recursos íntegramente públicos que acompañen la implementación de las distintas tecnologías a nivel local y que fomenten el uso y aprovechamiento del Centro Nacional de Datos. Arsat ha de visualizarse, no sólo como un proveedor de infraestructura, sino como un agente activo dentro de las políticas públicas de TI capaz de integrar a los distintos niveles de gobierno, para finalmente procurar una tecnologización a nivel federal.

La sostenibilidad y durabilidad de cualquier implementación está necesariamente asociada a la incorporación de Arsat a la misma. No puede perderse de vista que el crecimiento económico que traen los servicios de Nube no tendrá impacto alguno a nivel local si se efectúan contrataciones tipo vendor lock in[12]la soberanía tecnológica e independencia han de ser los ejes transversales a la adopción tecnológica de aquí en adelante.

Bibliografía

  • A. Cubo Contretas, C. Pimenta, F. Rodrigues Bastos, A. Schijman y P. Valenti, Computación en la Nube. Contribución al desarrollo de ecosistemas digitales de países del Cono Sur”. BID, 2020.
  • A. García Zaballos, E. Iglesias Rodriguez, P. Puig Gabarró y T. Campero, “Contratacion Pública de servicios de computación en la nube. Mejores prácticas para su implementación en América Latina y el Caribe”. BID, Microsoft y Best Network, 2020.
  • Deloitte Global, “Technology, Media, and Telecommunications Predictions 2020”, 2019.
  •  Deloitte Global, “Technology, Media, and Telecommunications Predictions 2021”, 2020.
  • Deloitte Insights, “Tech Trends 2020”, Enero 2020.
  • Deloitte InsightsTech Trends 2021” Noviembre 2020.
  • J. Del Vecchio, F. Paternina, C. Henríquez, “Cloud computing a model for the development of enterprises”, Prospect, Vol 13, N° 2, 81-87, 2015.
  • NIST, “The NIST Definition of Cloud Computing”, NIST Special Publication 800-145, Septiembre 2011.
  • Synergy Research Group, “Cloud Market Ends 2020 on a High while Microsoft continues to gain ground on Amazon”, Febrero 2021.
  • UIT, Características de la computación en nube”, Comisión de Estudio 13 del UIT-T.

Normativa consultada


*Este ensayo fue presentado como Trabajo Final Integrador en el curso de posgrado Oportunidades y Desafíos para profesionales TIC, dictado en el marco de la Maestría en Gestión de Servicios TIC, 2020.

** Abogada egresada de la Universidad de Buenos Aires, maestranda en Políticas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella y miembro del equipo de profesionales del módulo de Políticas TIC en el Observatorio de Políticas Públicas de UNDAV.

[1] Deloitte Insights, Tech Trends 2020.

[2] NIST SP 800-145 https://nvlpubs.nist.gov/nistpubs/Legacy/SP/nistspecialpublication800-145.pdf

[3] El NIST aclaró en su estándar que el uso del término como servicio (as a -cloud- service) es un sufijo que describe la capacidad de cómputo de dar cumplimiento a las cinco características de la computación en la nube. Entonces el uso del término como servicio de IaaS, PaaS y Saas implica que las mismas son entradas a través de software.

[4] https://federatedwireless.com/caas/

[5] El informe, basado en una serie de encuestas realizadas en la región, especifica que el crecimiento será según los servicios de la siguiente manera: IaaS crecerá un 29,4%, PaaS un 36,9% y SaaS un 19,9%.

[6] Technology, Media and Telecommunications Predictions.

[7] El Acuerdo Marco es una modalidad de contratación electrónica mediante la cual se selecciona a uno o más proveedores para procurar el suministro directo de bienes y servicios a las reparticiones gubernamentales en la forma, plazo y demás condiciones establecidas en dicho acuerdo. El área responsable de generar los Acuerdos Marco es la Oficina Nacional de Contrataciones. 
Estos Acuerdos se traducen en un catálogo electrónico que contiene la descripción de los bienes y servicios ofrecidos, el precio unitario y la cantidad disponible por proveedor adjudicado para cada ítem que forme parte del catálogo. De esta forma los proveedores garantizan un stock mínimo y las distintas reparticiones del Gobierno realizan las compras de los bienes y servicios disponibles en dichos acuerdos en forma directa (https://comprar.gob.ar/VenderPorConvenioMarco.aspx)

Más allá de la definición que brinda la Oficina Nacional de Contrataciones (ONC), es dable señalar que en la medida en que exista un Acuerdo Marco para determinado bien o servicio, no podrá contratarse con ningún proveedor que no se encuentre acreditado ante la ONC.

[8] Cfr. Considerandos de la Disposición ONTI 02/2020. De forma general, el texto del Acuerdo Marco requería que los proveedores de Servicios de Nube contarán con ciertas certificaciones que Arsat por sí mismo no posee, incluyendo también el requisito de que el proveedor cuente con tres locaciones de datos: dos en América y una en Europa.

[9] El Plan Conectar 2020-2023 se erige sobre cuatro ejes: Sistema Satelital Argentino, Televisión Digital Abierta, Centro Nacional de Datos y Red Federal de Fibra Óptica. https://www.argentina.gob.ar/jefatura/innovacion-publica/ssetic/conectar

[10] En la actualidad, el 90% de los gobiernos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han decidido capturar los beneficios de estas tecnologías, y muestran una implementación avanzada de la opción de uso preferente de la Nube. En países como Estados Unidos, Reino Unido o Australia, prácticamente todos los organismos gubernamentales utilizan la Nube en alguna de sus versiones. BID, “Contratación Pública de Servicios de Computación en la Nube”  2020.

[11] BID, “Computación en la Nube. Contribución al Desarrollo de ecosistemas digitales en países del Cono Sur” 2020

[12] Implica la dependencia de un proveedor o imposibilidad manifiesta del usuario de cambiar a proveedores alternativos.

Este ensayo fue presentado como Trabajo Final Integrador en el curso de posgrado Oportunidades y Desafíos para profesionales TIC, dictado en el marco de la Maestría en Gestión de Servicios TIC, 2020.

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Agustina Brizio

Abogada por la Universidad de Buenos Aires con orientación en derecho público administrativo. Maestrando en políticas públicas en la Universidad Torcuato Di Tella. Docente de grado de Derecho aplicado a la informática en la Universidad de Palermo y titular del Módulo de Regulación de la Diplomatura de Gobernanza y Evolución de Internet de la misma institucion.

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